jueves, 21 de mayo de 2009

El Tíbet y Mao Zedong.


El Tíbet y Mao Zedong.
Escrito el 26/03/2008 05:38 PM


El pasado 10 de marzo (un día antes de mi cumpleaños)
se conmemoró el 49 aniversario de la invasión militar
de China en el Tíbet. Como han podido ver en los
noticiarios el gobierno Chino reprimió las
manifestaciones de protesta dejando casi 100 muertos
(cifra de las autoridades tibetanas pues los chinos
dicen que no hubo más de 20 muertos). Se trata de una
de las represiones más cruentas en los últimos veinte
años.

A unos cuantos meses de que comiencen los juegos
olímpicos no se les puede reclamar a los tibetanos
lidereados desde el exilio por el Dalai Lama,
intentar hacer más ruido de lo normal para atraer la
atención internacional. Esta coyuntura que quieren
aprovechar los tibetanos en apariencia parece no
importarles mucho a los chinos pues igual reprimieron
a los manifestantes, al día de hoy no dejan entrar ni
a periodistas ni a turistas a la ciudad de Lasha. Las
reacciones no se han hecho esperar y el parlamento
europeo ya amenazó con que los integrantes de esa
comunidad podrían boicotear los juegos (aunque también
ya sabemos que estas amenazas son sólo en el discurso
pues son precisamente los europeos y los
norteamericanos quienes mayores intereses tienen en
China y el asunto del Tibet sólo les sirve para
negociar algunas ventajas comerciales y políticas).

Y mientras los tibetanos: bien gracias, y es que esa
ha sido la historia del Tibet, rehen permanente de los
intereses de las grandes potencias.

Hace algunos meses empecé a leer una biografía de Mao
Zedong (Ze- que significa que ha de brillar sobre y
Dong que significa Oriente) escrita por Jung Chang y
Jon Halliday. Se trata de una biografía no oficial
–obviamente proscrita en China- en donde se cuenta
sobre la crueldad del líder chino a quien como saben
tanta pleitesía le rindieron en México grupos de
izquierda en los sesentas y setentas (los del librito
rojo), los “maoístas”, recordarán, se diferenciaban de
los “trotskistas” y de los “stalinistas” por su
radicalidad o reformismo, igualito que hoy en día en
cierto partido político. Bueno pues en ese libraco
que les cuento de casi mil páginas –apenas voy como en
la 80- se cuenta en un capítulo especial ahí por la
página 550 que desde el momento que Mao conquistó
China le echó el ojo al Tibet, el cual hasta ese
momento mantenía una autonomía cultural y religiosa
aunque a final de cuentas llevaban varios siglos de
ser súbditos de los chinos.

Los tibetanos obviamente nunca quisieron a los chinos
y siempre fueron muy aguerridos, al tener una cultura,
una religión y un idioma propios los tibetanos toda la
vida fueron un hueso duro de roer por tal motivo la
estrategia de Mao -por recomendación de los rusos- fue
en principio llenar de chinos el Tibet y aunque por
chinos no paraban pues llegar era muy difícil y además
muchos chinos no aguantaban el frío así que esa
estrategia no fue muy efectiva al principio. Cuenta el
libro que aún siendo un muchacho de 19 años el Dalai
Lama visitó Pekín donde Mao lo chamaquió
-literalmente-prometiéndole que respetaría las
tradiciones tibetanas aunque en realidad sólo estaba
haciendo tiempo para terminar de construir dos grandes
carreteras hacia el Tibet para asi poder no sólo
conquistar sino explotar definitivamente la región
(rica en minas de oro además de una gran diversidad
ecológica), y dicho y hecho, el 10 de marzo de 1959
los rojos invaden militarmente Lasha y comienza el
genocidio cultural, el Dalai Lama ante las pocas
opciones que le quedan eligió el exilio y abandonó
Lhasa, la Ciudad del Sol y la Ciudad Templo, para
establecerse en la India. El Océano (Dalai significa
Océano en mogol y su equivalente tibetano es gyatso)
de la Sabiduría ha representado, desde entonces, una
dimensión universal del modelo budista.

Como se sabe el budismo no es una religión en el
sentido que poseen las tres religiones monoteístas (la
hebrea, cristiana e islámica) fundadas sobre la
existencia, el monoteísmo, de un solo Dios. El propio
Dalai Lama ha definido esa divergencia capital: “Según
Buda la condición humana es suprema. El hombre es
dueño de sí mismo y no hay ser ni potencia más elevada
que ella”.

La proposición del karma (acto) implica que cada acto
o karma que realiza el hombre tiene consecuencias y,
por tanto, que sólo él es responsable de su evolución.

La liberación absoluta (nirvana) es la superación del
ego y la asunción de la compasión (cualidad del
corazón) y la sabiduría (cualidad del espíritu) aunque
el Dalai Lama afirma que existe un nivel más alto o
superior al nirvana, ese estadio superior es el
mahaparinirvana que es la iluminación suprema. En
suma, ese ascenso es una conquista humana. La paz
gravita, esencialmente, sobre el budismo tibetano.

Instalado, el Dalai Lama, desde 1959 en la India, en
Dharamsala, su actuación mundial ha sido doble:
mantener el budismo en su dimensión espiritual y
mantener la idea de la independencia del Tíbet.

Se ha abierto una coyuntura que permite vislumbrar
nuevas esperanzas para los tibetanos, si China quiere
verdaderamente integrarse al mundo va a tener que
pagar el costo, ya se verá.


http://www.taurus.santillana.es/ld.php?id=550

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